Un debate que toma fuerza frente
al aumento de los instrumentos de lectura digital es la vigencia del libro
impreso. Es mucho más agudo el tema en los países latinoamericanos frente al déficit
lector. Por ejemplo, tenemos que en el Perú el promedio de lectura es de 1 a 3
libros al año por persona. En un listado de 108 naciones, publicado por la
UNESCO, México ocupa el 107 lugar. Es el penúltimo a pesar de que existen 40,
345 librerías. Argentina tiene el mejor promedio de lectura en esta región, es
de 5 libros por persona al año. Mientras España tiene el 7.5; Alemania el
promedio es de 12 libros por persona al año.
Los nativos digitales
Cada vez son más sofisticados los
instrumentos digitales de lectura, hecho que da status a quien lo posea. La generación de los nativos digitales, que nace y está creciendo
con los tablets, celulares, migrará con facilidad a los dispositivos
electrónicos. La gran cantidad de textos gratuitos que circula por
internet es otra ventaja para los lectores digitales.
Transformarse o desaparecer
Sin embargo, si recorremos la
historia nos encontramos que estos mismos temores afectaron a las empresas
radiofónicas cuando apareció la TV. Y el resultado fue la aparición de nuevas
características en la radio que son irremplazables, como la fidelidad con el oyente, la cercanía, la
facilidad en el contacto. También el cine superó la aparición del video tape o
DVD. Ir al cine se ha convertido en un acontecimiento de socialización, de
encuentro. La diversidad de propuestas en las salas cinematográficas permite
que los encuentros sean momentos de placentero circular. El cine bar es una
opción con mucho éxito.
El libro como objeto de arte
El surgimiento de nuevas
librerías y una venta superior a los 4 millones de dólares en la última feria
internacional del libro en el Perú nos inducen a pensar en nuevas posibilidades
para el libro impreso. Además el surgimiento de editoriales independientes nos
lleva a creer firmemente que la experiencia de leer en un material impreso
perdurará.
Esta experiencia sensorial,
mágica incrementa sus posibilidades con el surgimiento de una tendencia que
está cobrando más adeptos: la creación del libro como objeto de arte. Además
del contenido, la forma tiene un lugar primordial, los materiales son escogidos
con sumo cuidado, las tintas tienen olor. La visión de este conjunto de
caracteres produce el llamado libro objeto que no solo seduce sino invita a la
lectura como una experiencia mágica. Los cinco sentidos se agudizan: pasar las hojas,
el olor, el color, las texturas, el sabor del material.
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